lunes, 14 de enero de 2008

Gabriel Manelli



Con la muerte nos conocemos, ya hace varios años, ella viene a mostrarme su presencia cada vez que puede, yo la espero en algunas oportunidades, ansioso, ella juega callada, esperando, y yo le hago los mimos que se le hacen alguien que no se quiere y se le teme.

La vida me puso en varias situaciones para que la visite, cuando laburé en Vittal, cuando crecí como crecí y ahora en Fundaleu. Hoy veo a la vida de otra forma gracias a mi trabajo. Todos los días de mi vida veo como los pacientes pelean su vida de a minutos, y hace que uno, que se cree dueño de su tiempo valore los minutos y otras cosas que tiene la vida, que muchos las ven cuando están en una situación limite.

Interiormente creo que hago tanta fuerza, para que los pacientes se curen que hay veces que pienso que ellos están mejor gracias a la onda que les intento pasar. Soy un privilegiado, porque conozco a gente que necesita la palabra justa todo el tiempo.

Por eso estoy un poco triste, cada vez que pasaba por al lado de Gabriel Manelli, trataba de no molestarlo, yo que se, hay personas que la exposición les molesta, y si eso le sumas que no te sentís bien, uno hace lo posible para que ellos se sientan bien.
Siempre tuve una intriga de acércame a él, para ver como estaba y si quería algo que yo le pudiera mostrar, pero el no molestar, lo tenía siempre muy presente.
El viernes cuando llegue al trabajo, haciendo la rutina de todos los días me lo cruce, en las escaleras de la clínica, eran las 09:10 am., lo estrecha que es esa escalera hace que para que uno pase, el otro se tiene que girar un poco, y por su puesto los pacientes siempre tienen la prioridad, Gabriel paso, lo miré y lo saludé, el me saludo y se quedo mirándome, mientras yo subía la escalera, me puso contento porque ese saludo me habría las puertas para que podamos en algún momento conversar, supongo que el se quedo mirándome porque me leyó la intención o porque fui lo menos impudente que pude. Cuando me enteré que falleció el sábado, me sentí pésimo, porque estaba seguro que a raíz del humor lo iba a mejorar, y tenía la misma fe que tuve cuando lo vi entrar a Ricardo, a Javier a Marta a Alejandro, y ahora a Mercedes.

Espero que se entienda el respeto que le tengo a él por lo que vivió, y a su afectos porque lo acompañaron hasta el ultimo momento, tuve ganas de hacer mil cosas porque él se mejore, estoy triste por eso, porque no las hice y debí hacerlo.

2 comentarios:

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